Pedro Rodríguez de la Vega es un piloto de automovilismo nacido el 18 de enero de 1940 en la Ciudad de México y muerto el 11 de julio de 1971 en Nüremberg, Alemania. Junto con su hermano Ricardo, dos años menor, corrió bicicletas y motocicletas en su temprana adolescencia y llegó a ser campeón mexicano de motos a los 13 años en 1953 y repitiendo en 1954 y de ahí brincó a los autos.
Su padre don Pedro Natalio Rodríguez Quijada, impulsó con su fortuna personal a la internacionalización de sus hijos comprando alquilando autos como OSCA, Porsche y Ferraris en justas del mundial de Sport Prototipos. En 1957 debutó internacionalmente en un Ferrari 500TR en Nassau.
En 1958 intentó inscribirse junto con Ricardo en las 24 horas de Le Mans en Francia en un Ferrari 500 TR-58. El reglamento le impidió correr a Ricardo, pero Pedro corrió con José Behra, hermano del famoso Jean Behra. Ambos hermanos regresaron para 1959 y corrieron con un pequeño OSCA 750; aunque no pudieron terminar, de ahí, Pedro correría cada año hasta 1971, 14 en consecutivos, logrando al victoria en 1968 sobre un Ford GT 40 del equipo Wyer-Gulf, acompañado por el belga Lucien Bianchi.
Frecuentemente corrió para el importador de Ferrari en Estados Unidos, Luigi Chinetti, con quien mantendría una relación hasta su muerte.
En 1962 Ricardo murió en un horrible accidente y Pedro consideró su retiro de las carreras. Sin embargo, en 1963 ganó en el Daytona International Speedway y tomó parte sus primeros Grand Prix en Estados Unidos y México, sobre un Lotus. Siguió compitiendo esporádicamente en F1 hasta 1966 sobre Ferrari y Lotus y en 1967, en apenas su noveno Gran premio, ganó la apertura de la temporada sobre un Cooper-Maserati en el Gran Premio de Sudáfrica, en Kyalami. Siguió corriendo en la F1 con BRM en 1968, el equipo privado Parnell-BRM y Ferrari en 1969, y regresó a BRM para las temporadas 1970 y 1971.
Era el mejor piloto de su generación en lluvia y tras muchos años de correr con Ferrari en autos Sport, en 1970 firmó para el equipo Wyer-Gulf-Porsche, con el cual logró el campeonato mundial dos años consecutivos al mando del fabuloso Porsche 917, considerado uno de los mejores autos del siglo XX. Se conviritió en uno de los pilotos más completos al correr en Can-Am, NASCAR, rallies e incluso se volvió campeón norteamericano de carreras sobre hielo en 1970. Cuando su nombre ya sonaba entre los más grandes de todos los tiempos, murió el 11 de julio de 1971 en una carrera de Interserie en Nüremberg, Alemania debido a un accidente en el Norisring, manejando un Ferrari 512M del equipo Herbert Müller Racing, su amigo y copiloto en la Targa Florio de ese año.
Amaba correr, pero también disfrutaba la buena ropa, la música, las fiestas y la buena comida —siempre viajaba con una botella de salsa Tabasco por si no encontraba chiles para sazonar su comida—. Estaba casado con Angelina en México desde 1961, pero en los últimos años tenía una novia, Glenda, con la cual vivía en Bray, pero no tuvo descendencia. La primera horquilla del circuito de Daytona está nombrada en su honor, así como el circuito de la ciudad de México, sede de la F1, Champ Car y otras series, lleva por nombre Autódromo Hermános Rodríguez, en honor a él y su hermano. En julio 2006, 35 años después de su muerte, una placa de bronce fue colocada en el sitio de su choque en Nuremberg, un esfuerzo conjunto de la Scuderia Rodríguez A. C. (la fundación familiar) y las autoridades de la ciudad alemana. La Scuderia conserva viva su memoria y la de su hermano y mantiene sus archivos y el Registro Rodríguez de memorabilia y autos de los hermanos, certificándolos. Su Secretario General, Carlos Jalife, publicará el primer volumen de la biografía de los Rodríguez en 2006, con el segundo pactado para poco después.
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